miércoles, 28 de septiembre de 2016

Prioridades

Moodchart: cansancio en silencio
Banda sonora: silencio

La gente adulta afirma que con el paso de la edad las cosas cambian, se transforman. La emoción es diferente así como las motivaciones y las decisiones. Y seguro es así, yo tan solo tengo 35 años y ya siento diferencias. Ya no siento que el mundo orbita al rededor de mi ombligo pero esa ausencia de trayectoria me hace sentir sola.

Cuando niña sentía que todo el mundo me miraba, que estaba pendiente de todo lo que hacía o decía, todo era un gran logro o una gran decepción. Era un público muy exigente y eso me generaba tensión. Por un tiempo pensé que estaban más pendientes de mí por mona que por inteligente o hábil pero después ya no me importó por qué llegó la adolescencia y con ella la baja autoestima así que ser mona ya no era un plus y toco esforzarse. Había que ser madura. 

Hoy no me siento más madura o más vieja o con más experiencia. Hoy solo me siento cansada. Ha sido un corto largo viaje y yo ya me quiero devolver. Sé que no estoy sola que bajarme de esta viaje afecta a esos otros pasajeros pero hay días que eso ni me importa, sé que cada viaje es personal y que los pasajeros se sube y bajan del bus sin preguntar. Pero en algún momento el viaje fue de dos y a ese pasajero solo le importaba yo. Durante más de siete años yo fui especial para él, todo lo que decía o hacía era especial para él y de una forma muy tranquila y sin ahogar me lo hacía saber. Yo juzgue mal su admiración y emoción por mis cosas, pensé que era una forma de evadir su vida y sus responsabilidades, porque así soy yo, injusta. Hoy extraño mucho tener a alguien a quien realmente le interesen mis pasiones y mis trivialidades, alguien que lo quiera todo, no sólo un poco, hoy lo extraño a él, a su atención, a su tiempo para mí, a su dedicación, hoy extraño al que compartía conmigo intereses y gustos y me exigía todos los días ser mejor por mí y por él. 

A veces si somos lo que somos para alguien más y eso no nos hace menos. A veces ese alguien más es nuestro sostén y eso nos hace mejores. A veces eso se pierde pero no se lleva lo aprendido o lo ganado con él. A veces ese vacío que deja el que se va te hace más fuerte, más valioso, más completo pero indudablemente más solo.

En mi lucha por encontrar la suficiencia que no es otra cosa más que llenar ese gran vacío con la satisfacción no de lo soñado sino de lo logrado me levanto cada día llenando y tachando esa infinita lista de motivos. De razones y explicaciones de porque sigo acá y por qué tengo ganas. Es una lista argumentos a veces con cara y nombre, a veces con fecha, a veces con emoción o rabia. La suficiencia me a enseñado que sigo acá por demasiadas razones y eso es también un balance negativo. La suficiencia es desapego y yo soy como un baúl de viaje viejo lleno de pegatinas. Tengo que dejar ir para poderme ir. 

No hay comentarios: