jueves, 19 de mayo de 2011

De porque al final del día lo importante es la madera

Fondo musical: Concret jungle, The Specials.
Modo chart: Viuda... alegre. Mal_agradecida. Buscando la decencia y la cordura. 
The monkey man in this concrete jungle.



He descubierto en mi corta vida que no hay tal cosa como los opuestos y lo he hecho desde muchas perspectivas de la existencia no solo desde la práctica empírica de las habilidades sociales, sino desde la comida, desde las texturas, materiales, formas y sobretodos los colores, aunque a esta altura del párrafo hablar de matices sería un cliché. Por eso que me he declarado no ser cobarde sin que esto signifique que sea valiente, ya que descubrí que no son opuestos. Que uno no es valiente por no sentir miedo y uno no deja de ser cobarde al arriesgarse. Todo es cuestión de madera. Uno tiene o no la madera para ser cualquiera de los dos, acobardarse o envalentonarse. Pero al final uno puede ser solamente un enano.

Este fin y principio de año ha sido de grandes reflexiones, la centrifugadora anda a mil y mis ideas pegadas a las paredes, pero a las de la panza, porque desde que el corazón anda roto a la panza le toca doble y hasta triple turno. A diferencia de otros años, el 2010 cerró más fácil, no me deja de sorprender el sentimiento humanitario por llorar el año y desear que el próximo sea mejor, como si de entrada el anterior debe declararse como malo. Cada año tiene su afán, cada año tiene sus cuitas, y no por eso el siguiente será mejor o peor, solo será un año más. Pero entonces pienso en todos estos segundos pésames que recibí el 31 de diciembre entre las 12:00 p.m. y las 3:00 a.m. Me hicieron reflexionar de nuevo sobre mi actitud frente a las despedidas, ya sea un adiós a mi gran amor, el adiós a mis mejores amigos, el adiós a mi abuela, el adiós a uno gran amigo, el adiós a algo tan efímero como el año o el no adiós de un aún no amor. Y entonces pienso, que diferencia tiene mi saludos a mis despedidas, por que son mas fáciles mis despedidas que mis saludos, por que soy mas fuerte al decir adiós que al decir hola, por que me tiemblan las manos, olvido respirar y me da taquicardia el recibir y no el despedir.

Porque para ese punto ya estoy jugada.

Eso descubrí, en el juego de la vida, el riesgo es al arrancar, el vértigo esta al tomar el turno y dejar que el destino tire los dados, luego solo es eso un juego, es diversión, es posiblemente un juego de dos. Por que de no llegar tu turno en ese juego, tampoco habrá necesidad de un adiós. Por eso al despedirme parezco de piedra, pero no, yo soy pura madera. De esos troncos buenos para tallar, duraderos, que se dejan secar y al final moldear.

La madera no se encuentra en el árbol solitario en medio del desierto, eso es un Joshua tree, y esa madera no sirve para esto, la madera se encuentra en el bosque, entre miles de árboles iguales a ti, entre miles de oficios destinados para ti, la madera la tiene el todero, el que está dispuesto a todo y por todo, y el que no espera nada.

Por eso yo hoy soy solo un monkey man in this concrete jungle.

(Lo irónico es que sigo pensando que: Concrete jungle, glad I got my mates with me)
 Pero además: 
(I was on my way to Banbury Cross,
Then I see a monkey upon a white horse
With rings on he fingers, bells on him toes
Sing a little song, wherever he be
'Cos he's a monkey, 'cos he's a monkey
'Cos he's a weedy little monkey man
Aye aye aye, aye aye aye

Tell you baby, you huggin up the big monkey man
Aye aye aye, aye aye aye
Tell you baby, you huggin up the big monkey man)

Pero además: 
(Yes, Im a sack of broken eggs
I always have an unmade bed
Don't you?
Well, I hope were not too messianic
Or a trifle too satanic
We love to play the blues
Well I am just a monkey man
Im glad you are a monkey, monkey woman too, babe)
 

 
Y no importa que hagan con esta madera, el carpintero no está acá para dar razón de este trabajito... yo seguiré vestida de verde, entre los míos.