jueves, 11 de noviembre de 2010

Estadísticas para el invierno

Moodchart: Polar, exactamente en el polo o_puesto mío. Polo sur.



Está o no está, esa es la cuestión... No por que quiera que no se vaya, yo ya me despedí, sino por que lo sigo sintiéndolo, cómo sabré que no lo estoy reteniendo. Le organicé su fiesta, en su día, como me dijeron los cuates allá en México, por que quien quita que pasara y uno sin nadita que ofrecerle, que tal que pensara que no me importaba. No fue cualquier tinto el que se le hizo, de hecho pasamos bueno, todos contentos, apretando hasta el final, intentando estar contentos. El altar era él hecho objetos, por que aunque no se los pueda llevar uno a la tumba, no dejan de ser de uno y uno no deja de ser ellos. Después nos repartimos las sobras, por que antes que nada, en mi casa se dan las gracias, se atiende con cariño y no se bota comida. No estamos para darnos esos lujos en la vida. Ahora desde ese día lo siento, no como lo sentía antes sino como cuando me escondía algo, un secreto. Creo que esa es la razón por la que anda por aquí, algo trama y de paso me acompaña, me ronda, pero se que algo trama, lo siento efervecer, siento que mientras trabaja, por que se que en eso es en lo que se la pasa, aprovecha para rondarme. Esa es y ha sido siempre su rutina, mientras trabaja hace su ronda de llamadas; a la mamá, luego a la hermana, luego revisa si el papá está; entre una y otra siempre me saluda por chat. Y esto no significa que yo no lleve mi muerto al hombro, no estoy negando que yo lo llevo a mi manera, pero no quiero retenerlo, quiero que viva su muerte, por decirlo de alguna manera, quiero que al igual que Enzo tiene su vida, él tenga su muerte. Todos ocupados en sus cosas, cada uno con su afán. Eso es lo que significa para mi la vida y la muerte, un afán personal. El afán no se puede compartir por eso la impaciencia es incomprensible e intolerable. Por eso yo ando ultimamente de afán. Por que él ya tiene que hacer y yo todavía me estoy poniendo oficio.
Pero entonces me encontré los retoños en el cerezo y me dio la pensadera. Empecé a sentir este pálpito, este que siento cuando algo va a pasar y yo también arranque la ronda de amores. Los cerezos son de Caro, siempre ha sido mi cherrygirl pero como soy vanidosa y ya lo acepté de frente acá, creo que ese invierno este año me pertenece a mi. Ya que merezco salir de este verano. Y creo que él me prepara una sorpresa, un regalo.