sábado, 30 de abril de 2011

¿Doña, qué se siente estar a cinco minutos de cumplir un sueño?

Lo peor del blackout es tener que enfrentarse a la hoja en blanco, por lo que los primeros renglones de esta entrada seguro serán basura. Por lo menos hasta que esta vaina despegue.
Me empecé a quedar sin palabras la semana antes de irme para Cartagena, no por no tener que decir, por que siempre tengo que decir, sino por que escribiendo precisamente otra entrada del blog, blogger me priobeó y la borró, entonces algo que tenía que decir no se dijo, algo que había escrito no se publicó y algo que pensé se olvidó.
Creo que allí empezó todo, y con todo quiero decir, el miedo, el olvido, el silencio.
Ya hace rato que volví de Cartagena, pero por más que he echado este cuento cientos de veces, no he podido escribirlo. En un punto pensé que de pronto era mejor no contarlo, pero entonces, estoy en una visita familiar y vuelvo y lo cuento, y en la mitad de la historia me doy cuenta que ya no son dos los que me están oyendo sino ocho y todos parpadean con sonidos de grillos en sus ojos y me aterro de mi capacidad de convocatoria y de nuevo pienso, no puedo olvidar esta historia...
Y al final que es en realidad el principio de éste blackout, creo que lo que pasa: es que no me la creo.

Mi abuelita Aguigó muy bien lo decía, "Doctores tiene la Santa Madre Iglesia y a ellos es que hay qué preguntar...", esta frase la he dicho esta semana varia veces y creo que no solo es oportuna para safarse de algo, sino para reconocerle la habilidad en su oficio a la gente... Es la hora en que todavía no entiendo literalmente la frase de Aguigó, no se por que ella decía que la Iglesia tenia médicos y por que había que consultar médicos católicos y no ateos, de pequeña la frase siempre me desconcertó, no entendía, pero ahora que crecí un poco me doy cuenta que confiar en la ética y el profesionalismo de la gente en cada uno de sus oficios es un acto de fé, hoy en día cualquiera es doctor, también cualquiera es diseñador gráfico y cualquiera definitivamente es escritor... Así que yo decidí no escribir mi historia y dejárle esa tarea a él que crea que si tiene el don para hacerlo. Yo voy hacer en, lo que se hacer, ilustrar y hablar (y seguro especular).


Las Puertas del Cielo:
Mood chart: Con el sentimiento a flor de piel, amando con el alma... y viajando con mi #almabendita

Todo empezó con la charla del #Ministro,  el único que de verdad da las sonrisas gratis en esta vida, sin importar lo espontánea e increíblemente fácil como se me dió este viaje, la certeza de que el iba en la maleta solo la tuve cuando oí al #Ministro (#masterofdisaster) hablar y cantar. Ese mismo día, en la noche me dedicó tres veces Dos gardenias, con múltiples intérpretes, entre ellos Buena Vista Social Club, para la tercera interpretación, por el trio del restaurante en la comida, en mi cabeza solo repetía "Si ya se... estás acá". Así fue cómo lo conté:
"Yo les cuento que ando achaguanada del calor acá en Cartagena. Pero todo ha salido muy bien, y anoche fue un poco mágico. Iguale les digo, es muy raro cuando uno se conmueve entre gente que no es la que uno lleva en el corazón, por que aunque no me cohiben, si cortan un poco la emoción del momento. Es decir hacerlos parte del momento, significa explicar demasiadas cosas, que para cuando estén contextualizados, seguro la magia se acabó... Pero entonces, estaba en el concierto de Buena Vista Social Club. Que en realidad no eran ellos sino sus hijos y los amigos del barrio... Ósea cualquier persona que sabe tocar muy bien un instrumento... Y la gente estaba como queriendo enrumbarse, pero ellos solo querían hacer solos de instrumentos de ocho horas cada uno, lo cual fue muy espectacular, pero un solo de contrabajo de ocho horas no es rumba, un solo de trompeta de ocho horas no es rumba, un solo de maracas de ocho horas no es rumba, un solo de congas con un viejito con soroche, no es rumba... Sin embargo era buena música. Pero cuando se iba a acabar, que ya todos aplaudimos la palmada final y la gente comenzó a corear "otra, otra", los músicos volvieron al escenario y el cantante dijo: "volvimos solo a cantar una canción que me acaban de pedir allá atrás..." Y arrancó: "Dos gardenias para ti..." y yo morí. Allá atrás estaba Beto!!! 
Luego del concierto Rodrigo nos invitó a comer con Luis Pecetti, un autor argentino a un restaurante lindo que había por ahí (todavía no me ubico, por eso no doy mas datos) y había un trío en vivo que cantaba bueno. Y una vez nos sentamos y nos traen la carta arranca el trío: "Dos gardenias para ti...", no me jodan y yo sin poderle hablar... Y yo sin a quien mirar y decir, no me jodan! Lo máximo, fue una noche completa de #dancingwithmyself que en realidad terminó ahí por que el cansancio y la chupada de sol fue muy berraca. Así que les cuento que no ando sola, Beto se volvió a montar en el avión y anda Cartageniando."
 
Después de este shock escénico que tuve, traté de distraerme y me dejé llevar por el itinerario del Fesitval, pero siempre me rondabaen la cabeza el sueño que tenía que cumplir, entonces sacaba dos minutos de mi apretada vida social y hacía las llamadas pertinentes y las visitas pertinentes a los lugares que creía podían ayudarme a llegar a las puertas del cielo. Después de varios intentos fallidos por encontrar a la única persona a la que confío en Cartagena para una misión cósmica y de haber gastado millones de pesos en guías turísticas de ruralismo y turismo ecológico en las oficinas de la Alcaldía y de turismo de  la ciudad, me dí por vencida, empecé a pensar que ya era muy tarde, que pronto iba a acabarse mi viaje y no había logrado acercarme ni un poco más a mi verdadero destino. Y entonces sucedió lo impensable, se me apareció la virgen, de la nada saliendo de un evento al cual no quería ir y decidí a ultima hora ir por simple educación y agradecimiento a quiénes me habían consentido y acompañado durante mi viaje, mis #nuevavida, Luis Pecetti decidió hacer un alto en la presentación y darle las gracias a Rodrigo por todas las atenciones y lo presentó al público quién entusiasmado por la presencia de tan importantes personajes aplaudieron emocionados de agradecimiento a la editorial. Es así como a la salida del evento, empezaron a acercársenos personas a preguntar cosas sobre el autor y de pronto un par de señoras muy aseñoradas se acercaron a agradecerle personalmente a Rodrigo tan maravilloso evento para la infancia cartagenera, muy sorprendida quedé cuan me percaté que una de las señoras era mi angelito de la guarda en Cartagena, la mujer que cada año se me aparece en la vida para aterrizarme, darme fuerzas y mostrarme el camino. Luz Elena Chois. Le resumí mi vida de los últimos tres años en tres minutos y le conté mi sueño dorado, ella se emocionó y me prometió ayudar. Y es así como creyendo que ya se había resuelto todo y no, entre de nuevo en shock y huí en el itinerario del festival a mis obligaciones y preocupaciones trascendentales como una gallina que no quiere mirar atrás, solo correr... El ultimo día entré en depresión y supe que lo estaba arruinando todo, así que le escribí:
"Hola! Antes que nada quiero contarte lo feliz que estoy de haberme vuelto a encontrar contigo. Nunca he podido explicar éste tipo de "coincidencias" de la vida. Pero no te imaginas el cariño que siento por ti por Rafa. Y este tipo de cosas, como encontrarnos cada tres años sin haberlo planeado y perdiendo todo tipo de posibilidad para hacerlo, me aseguran una sospecha que de unos meses para acá se hace cada vez más cierta. Creo que venimos a este mundo destinados a conocer personas que nos marcarán el resto de las vidas y de las que nunca podremos alejarnos por mas que el tiempo nos distancie, siempre estarán cerca en nuestro recuerdo y en nuestro corazón. Y creo que tu y Rafa son unas de esas personas, con las que estaré eternamente agradecida por su amistad y compañía desde la lejanía. Verme contigo siempre ha sido revitalizante y esa energía que regalas siempre me dura por un buen rato.

Bueno, ya entrando de lleno al tema, te cuento que los únicos datos que encontré sobre el lugar son: Colinas de San Simeón. El libro dice que está a cinco minutos de Cartagena. Que es un complejo de ruralismo y que fue diseñado por Simón Vélez.

Mi celular es ****. Me estoy alojando en el hotel Las puertas de Cartagena en la calle del Sargento Mayor.
Te agradezco desde ya la emoción e ilusión que compartiste conmigo para encontrar éste sueño. Se que no es fácil de ubicar, pues llevo varios meses en ello. Pero estaré inmensamente agradecida con cualquier dato que puedas conseguir.
Un abrazo grande"

 
A lo que ella respondió con una llamada de celular en menos de tres horas, con el dato exacto de la ubicación del sitio que yo llevaba 7 meses tratando de encontrar, me dijo que ella me acompañaba al sitio que no me preocupara por nada, pero que si era posible buscáramos la manera de tener autorización para entrar, pues al ser una hacienda privada era mejor intentarlo por el camino correcto; los obstaculos cada ves eran menores, pero mi angustia y ansiedad era inmensa, así que lo único que faltaba era encontrar a Simón Vélez para que él mediera permiso para entrar. Increíblemente estoy a menos de 6 grados Kevin Bacon de él, pero ni por eso logré conseguirlo ese día, nuestro #dateline eran las 3 de la tarde, yo moría de angustia y mamera de hechar otra vez el cuento de mi viudez... y sobretodo de hacer caray voz de viuda para que alguien me ayudara a conseguir la autorización, así que entré en histeria colectiva y le dije a Luz Elena que no quería hacer una llamada más. ¡Qué nos arriesgáramos! como lo habíamos pensado desde un principio, y nos fuéramos hasta allá y timbráramos a la puerta y pidiéramos el favor de que nos dejaran entrar. Y así lo hicimos. 
Ella contrató un taxi, el cual muy hábilmente negoció por cincuenta mil barras, y arrancamos el viaje, en el camino ella hizo varias llamadas a gente que todavía estoy en deuda, pues le prometí pagar esa ayuda cósmica de alguna manera, pero mi tercer ojo sigue bloqueado, yo me excuso en nombre del duelo para no enfrentar cara a cara a mis otros angelitos de la guarda, pero sé que los tengo que ir a conocer. En fin, mientras ella hacía esas llamadas pidiendo ayuda cósmica para que se abrieran las puertas necesarias para cumplir mi sueño, yo pensaba a quién podría llamar yo para los mismos trámites celestiales, si a la única que conozco con conexión directa a Dios es mi mamá y para ese punto no la podía llamar a decirle la locura en al que andaba... mejor dicho yo me sentía medio volada... Así que hice lo único que se hacer en estos casos y fue tuitear y postear:


 


 
 Una vez llegamos a la vereda de Manzanillo, aparecieron también las dudas, caminos que se abrían en Y, y dudas que no sabíamos cómo resolver, así que acudimos a los lugareños y a la habilidad de acción social de Luz Elena, paramos frente a un grupo de mototaxistas del lugar el cual respondia en coro en canon de opiniones contrarias a todo lo que preguntábamos. Yo me terminé de angustiar, hasta que oí el grito de Luz Elena diciendo: " Se me callan todos y habla uno a la vez". Y pensé: nos vana a matar.
Por fin un negro tomó la vocería y nos dijo: —Doña usted está perdida, la Ciénaga queda a tres horas de acá, por acá no llega.
Entonces Luz Elena reformuló la pregunta y dijo, no estoy buscando la Ciénaga, estoy buscando una Iglesia que queda en la mitad un lago hecha con Guadua, y de nuevo el coro en canon se activó. Y ella los volvió a callar. Entonces el vocero dijo: —"Ah no Doña lo que usted esta buscando es el Templo de los cachacos, nosotros trabajamos allá levantando y picando guadua, eso si es por acá... Si quiere yo la llevo" —a lo que ella sorprendentemente preguntó: —"En qué nos vamos en carro o en moto" y él mirando el taxi con ganas de borondo en carro con aire acondicionado, dijo: —"No eso si en carro, pero yo quiero ir con ellos..." —señalando a otros dos que lo acompañaban.


Se subieron al carro y nos empezaron a guiar, al taxista no le fascinó la idea de que le llenáramos el taxi de negros, pero era eso o que se fuera solo con éste par de señoras cachacas perdidas y tercas. El paisaje se empezó a poner divino una vez nos alejamos del pueblito, la llanura costeña es uno de mis paisajes naturales favoritos,  empezaron a aparecer montañas bajas que se iban achiquitando a medida que nos acercábamos dejando ver las lagunas de la ciénaga que para esta época no están tan llenas pero si son un piso falso de vegetación y espejos del cielo inmerso en el mismo suelo. Cuando vi la primera laguna, igualitica a la que se veía en la foto, unica referencia que tenia del lugar y de nuestro sueño. Me emocioné tanto que empecé a llorar, el taxista y los negros no sabían dónde meterse, ahora si parecíamos el carro de los payasos, ellos echando chistes para animarme, yo llorando y riendo como buena bipolar y Luz Elena hablando de cosas trascendentales y cósmicas. De la nada apareció una cerca de metal amarrada con una cadena. Nuestra primera puerta. El vocero, quien ahora tenia el papel de copiloto se bajo y nos dijo: —"Tranquila Doña que esto esta puestico por encimita..." y desató la cadena de la que colgaba un inútil candado y abrió la puerta y se subió al carro. Luz Elena muy prudentemente preguntó por los cuidanderos de la finca, si alguno los conocía y ellos muy tranquilos dijeron: —"No, los que eran nuestros amigos los echaron hace unos meses, ahora hay una gente nueva que no se sabe quien es... Pero tranquila Doña que si es el caso nos vamos a los puños." Ella se rió y el carro continuó andando. Durante treinta segundos de trayecto no vimos nunca personas en el camino, solo un paisaje que no tenia fronteras lleno de animales silvestre y una ganadería que parecía estar bañana y asicalada por estilistas profesionales. Todo era hermoso. Tanto que yo ya no lloraba de la ansiedad sino de lo sublime que era ese lugar.








 Tuvimos que detenernos por que un rebaño de ganado llenaba por completo el camino, estaban en esa posición de bloque en el que entran las vacas cuando se ponen tercas, y se atumultuan en un punto para hacer lo mismo todas, en este caso lo mismo que nosotros queríamos hacer, entrar por la siguiente puerta. Exactamente igual que la primera una puerta de metal amarraca con una cadena, pero esta vez con 80 vacas zenú entre nosotros y ella. De nuevo nuestro copiloto se bajó del carro y empezó a abrir el paso, desamarró la cadena y abrió la puerta, evitando que el ganado nos siguiera. La ultima montañita se acabó y se abrió un paisaje el triple de lujoso del anterior, una caballería perfectamente construida en guadua que si no fuera por que uno sabe que la guadua no es mármol, eso era un palacio caballistico, una casa muy linda acompañaba la caballeriza y el rodeo para espectáculos equinos, la cual sin importar su belleza, se sabía no era la casa de la hacienda. Tan solo era la de los trabajadores. De ella salió un capataz paisa, muy serio pero amable que nos preguntó que necesitabamos, yo en ese punto, anonadada por el paisaje y completamente segura de que estaba en el lugar que mi destino me había preparado, me ahogaba en llanto. Luz Elena empezó hablar con el capataz paisa y le trató de explicar nuestra motivo de la visita, muy torpemente le dijo que íbamos en busca de un sueño, que el destino nos había traído hasta allá para que yo cumpliera la ultima voluntad de mi marido antes de morir, y que las estrellas nos habían conducido a su casa para que él nos ayudara a cumplir este sueño. A lo que él respondió: —"Pero, ¿qué es exactamente lo que necesita?" Ella sintetizó la idea en que nos permitiera conocer el templo de la hacenda, el cual mi marido había querido conocer pero nunca pudo venir y ahora yo lo estaba intentando en su memoria. Él accedio muy gentilmente a llevarnos y nos dijo que no había ningún problema si lo único que queríamos era visitar el templo. Yo no cabía de mi emoción y mi consorte de acompañantes no dejaban pegar gritos de alegría y entusiasmo que hacían cada ves más mágico el viaje. Nos volvimos a subir al carro y fuimos escoltados por el capataz paisa en su carro, quien nos levó hasta un punto de la hacienda, donde empezaba el camino a la laguna, el cual por el invierno era intransitable. Así que allí parqueamos los carros y empezamos a caminar hacia el valle de la ciénaga.  El taxista una vez en el camino, decidió tomar la labor de edecán y me cogió del brazo par aevitar que callera en los matorrales, mientras me hacía una serie de preguntas que parecían mas de cura que de taxista. "Si ve niña que uno con fé ueve montañas", "Es qué si uno le pone en manos de mi Dios las cosa se pueden..." hasta que al ver que mi fé no era ene ese momento su incumbencia y que en realidad por mis respuestas creía en que mi fé estaba lo suficientemente fuerte como para no ser confrontada, empezó a decir verbalizar lo que él entendió por mi sueño y fue ahí donde me lanzó la cachetada que me despertó a la realidad que parecía mas una fantasía que la vida misma y me dijo "¿Doña, qué se siente estar a cinco minutos de cumplir un sueño?". Yo empecé a tartamudear y no supe que contestar, solo lo miré y le dije: —"pues es muy maravilloso". Cual reina de belleza. De pronto se acabaron los matorrales y se abrió el paisaje de la ciénaga dejando ver la Iglesia en la mitad del lago, mientras mi consorte gritaba emocionado "Llegamos, llegamos". Yo no podía respirar de la emoción y me quedé parada al lado de la puerta de la Iglesia mientras la miraba de arriba a abajo. El capataz al ver que yo no me movía me preguntó si no quería entrar, lo cual me despabiló y yo empecé a tomar fotos mientras me acercaba a la puerta del lugar. Y fue allí donde entendí que hacía en ese sitio. Como una gran revelación, empecé a tener muchas certezas en mi cabeza, certezas de cosas del pasado, del presente y del futuro, certezas que todavía no puedo explicar y que simplemente llamo certezas. Pero de las pocas que ya he logrado verbalizar, está el hecho de que él, mi #almabendita, conoció éste lugar. Siempre lo supo, estuvo allí y sobretodo, paso por ahí.
©Beto 18/06/2010