lunes, 13 de diciembre de 2010

De cómo esta almavieja se enamora sólo de contemporáneos

Moodchart: Extrañando demasiado y amando con el alma.. vieja.

Dos gardenias


Dos gardenias para ti 
con ellas quiero decir 
te quiero, te adoro, mi vida. 
Ponle todas tu atención 
porque son tu corazón y el mio. 

Dos gardenias para ti 
que tendrán todo el calor de un beso 
de esos que te di 
y que jamas encontraras 
en el calor de otro querer.  

A tu lado vivirán y te hablaran 
como cuando estas conmigo 
y hasta creerás 
que te dirán te quiero. 

Pero si un atardecer 
las gardenias de mi amor se mueren 
es porque han adivinado 
que tu amor se ha marchitado 
porque existe otro querer. 


Aunque su sonrisa de niño y look de teenager eran un excelente disfraz de surfer de la vida, Beto era un #almavieja y mi #almagemela. Es cierto que le he declarado mi amor platónico en los últimos meses a varios hombres que de lejos me llevan unos años y varios amigos cercanos se han sorprendido con mi atracción por los maduritos, pensando que siempre fui la asalta cunas del grupo, pero en el fondo saben que yo soy un #almavieja y que tengo afinidad con mis #almasgemelas por que somos de una misma época. Por que sin importar el año, fuimos levantados a punta de papita poché, arrullados con boleros de Los panchos, y castigados en la escalera. Nos enseñaron que en la mesa no se habla de política ni de religión por que es de quinta y sin importar la reunión uno se integra por que en la familia lo que hay es don de gentes. 
El concepto de #almavieja que ahora es tendencia, lo oí por primera vez hace muchos años de Caro, quien en realidad es un bebé atrapado en el cuerpo de una adolecente pero que está rodeada de almas viejas, por lo que me entiende. Ella es a la única a la que mis creencia cristianas, católicas, apostólicas y romanas, me permiten creerle y aprender de la reencarnación, las edades del alma, el horóscopo, el feng-shui, la dieta de las tres horas, el poder de las coincidencias y la celebración del Año Nuevo Chino, y aunque nunca he tenido necesidad de un porqué para esto y casi siempre tiene que ver con una evaluación editorial, creo que es por que a ella siempre le creo.
Yo descubrí que Beto era un #almavieja a los dos años de noviazgo, una tarde de fin de semana que íbamos a ir a comer con unos amigos, cuando él pidió el carro prestado a su papá para salir, entre las tres opciones que había de automóviles, el escogió un Mercedes Benz blanco modelo 84, que Jairo compartía con un amigo suyo, yo como pésima copiloto que siempre he sido, me ofendí por su elección, por que me desesperaba su fascinación por los carros que parecían lanchas y pensaba que posiblemente no íbamos a encontrar un parqueadero para ese carro. Pero como lo único que no puedo criticar de los Suárez es su habilidad automovilística, en vez de decirle que no lo iba a poder parquear, me burlé de su gusto de anciano. Él ofendidísimo, pero no herido, se rió y me dijo: De qué estás hablando, yo no tengo mal gusto—. Yo le contesté: Yo no dije mal gusto, dije gusto de anciano—. —O me vas a negar que lo que te gusta de ese carro, además de que es de tu mismo año, es su cojinería en cuero, el enchape en madera palo de rosa del tablero y el timón grande. Solo falta que me digas que te vas a poner una chaqueta de hombreras y cachucha de paño y me siento en Driving miss daisy—. Me sacó la lengua y se rió, como cuando uno lo cogía haciendo pilatunas y dijo: Te faltó nombrar el verdadero encanto de éste carro, el sunroof
Ese día todo fue mucho más claro para mi y libre para él, los dos éramos #almasviejas, #almasgemelas. A mi ya no me importó usar sombreros y guantes para salir con él. Y a él ya no le importó aceptar que le gustaban los carros grandes, las mujeres de Europa oriental y países bajos, el whisky de malta en especial el americano, las gafas grandes, las navajas suizas y los encendedores de gas recargables. 
Se que no suena nada increíble hasta ahora que un joven a sus 22 años tuviera esos gustos, más aun pensando en las tendencias vintages impuestas en nuestra generación por los hipster. Pero si lo conocieron sabrán que Beto no era una persona influenciable por la moda y mucho menos por una impuesta por andrógenos. Su #almavieja al igual que la mía era mucho más visible en la actitud que en sus gustos; la razón por la que me percaté ese día de su vejéz, fue por que verlo montado en ese carro o en uno ultimo modelo era ver a mi abuelo manejar, su posición para manejar no era de chino cocacolo en deportivo tuneado, era de cachaco regio al volante. De la misma manera como manejaba se relacionaba con la gente, era excelente en carabana, generoso y precavido, y con buena compañía incluso podía bailar ballet en un fiat chincuechento. Pero cuando manejaba solo era decidido al volante, no usaba el pito a menos que fuera necesario, tenía siempre un brazo más bronceado que otro por el elemento viento y por supuesto le gustaba lucir lo bien que sabía manejar los cambios ya fuera en una caja mecánica o automática. Le tenía medido el sonido al motor cuando revolucionaba y era capaz de hacer un cambio sin necesidad de utilizar el cloche, solo por su ronroneo. Ya hemos repetido en varias ocasiones, que no vino a este mundo a hacer amigos, pero en una reunión nunca desencajó, sorprendentemente hacía click con las personas menos esperadas (después fue predecible para mi), y nunca compartía una conversación casual con las personas, si se tomaba el trabajo de hablar con alguien, terminaba haciendo lazos. Fue así como sus amigos más cercanos y menos comunes nunca fueron de su edad y compartía aficiones como los carros clásicos y antiguos, golf, arquitectura, mecánica, ebanistería, decoración, chismes de política y de farándula con hombres dos o tres veces mayores que él. Entre ellos, grandes amigos a quienes estaré eternamente agradecida, Héctor (su gran amor), Humberto, Roberto (su amigo y mano derecha), Mario, Amedeo, Paolo, Antonio (el hombre del Renacimiento), Fernado (su Kunfu panza), Edgar (más que un tío), Santiago (Su admiración y role model) Nacho (mio y tuyo si me descuido) y Jairo (papá y canon de amor).
Me daba regalos que parecían escogidos por su papá, pero en realidad eran su idea, él solo era cómplice de la transacción, Jairo siempre ha sido y será el cómplice de la famiglia, así como Angie es la confidente y mejor baúl de secretos. El día que entró por la puerta cantando Dos gardenias, con dos gardenias en una matera, me pareció encantadoramente cursi, hasta que oí detenidamente la canción y descubrí que me condenaba en la ultima estrofa. De pura pica dejé morir la mata, solo para que no volviera a decirme infiel. 


Al final entendí que era ésta también la razón por la que nunca le preocupó su calvicie, usaba tirantas, fumaba con posición de viejo italiano y putiaba como uno (con la amargura que le deja a un hombre pasar por una guerra, lleno de cuitas y nobleza) y por supuesto en itañol.