domingo, 8 de mayo de 2016

Madres

Yo no soy mamá. 
Tengo el espíritu maternal a flor de piel, pero eso es porque he sido madre en este mundo muchas veces en otras vidas. 
Hoy soy mamá de un enano cuadrúpedo y peludo que se debate entre ser niño, perro, gato, lobo, león y en su mejor momento conejo.
Hoy soy una hija que no quiere ser mamá de su madre sino su eterna hija.
Hoy soy una hija que no quiere se mamá de su padre sino una hija más.
Hoy soy una tía consagrada de varios sobrinos que llenan de alegría mi vida, porque para eso es que son los niños.
Hoy soy amiga de dos enanos que crecen a la velocidad de la luz y que chupan amor como un agujero negro para alumbrar con su luz otra galaxia en donde está su verdadera madre y donde no siempre hay luz ni amor para chupar.

Porque el amor alimenta, carga, alumbra, circula. El amor es fuente y recurso. El amor crea y destruye. No hay forma de retener el amor. Dejar ir es la forma más simple de amar, que no es lo mismo que entregar. La entrega requiere de esfuerzo, dejar ir es dejar fluir. No nos esforcemos. 

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