Mañana son ocho años, no son los mismos ocho años si contamos cinco sin él y la lógica no se presta para hacer la cuenta multiplicando los casi tres por casi tres.
Puede que no celebre lo incelebrable, puede que nunca sepa lo que ya no fue, puede que no crea en los hubiera o los hubiese. Puede ser que el amor siga siendo igual, precisamente por que dejo de serlo, cambió y es fácil pensar que así estuvo bien.
La vida da muchas vueltas, pero la muerte le da vuelta a la vida.
Casi tres fueron suficientes por una sola razón: cada día con él. Él se fue pero yo sigo buscando la suficiencia.
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