Fondo músical: Wildlife Control, Analog or digital
Mood chart: paranóica, suicida.
De la herencia y objeto de culto: valor sentimental.
El nuevo mal de nuestro tiempos, el que desbancó al estrés y que nos define como la generación de la paranoia es, creo yo, la claustrofobia digital.
No crean que este es un tema que surge a propósito de las noticias sobre las interceptaciones de la NSA en Estados Unidos o por la oleada de spam en nuestros correos con comunicados de la ley de Habeas Data. La ansiedad por el espacio ha estado desde siempre en nuestras vidas, está presente en la ventana emergente cuando se llena el disco duro del computador o cuando tienes que decidir que canción sacar de una playlist por que se acababa el espacio en el ipod, tragedias de la vida moderna donde es igual de miedoso hacer trasteo que un backup y crees que la promocionada nube es la solución.
Pero entonces, el 1 de julio de este año todo se derrumba para algunos de nosotros con el anuncio oficial de el cierre de Google Reader. Digo para algunos por que solo algunos, muy pocos, usábamos este lector de rss, de hecho, pocos saben que es un rss y cómo come. Razón por la que lo apagaron. Razón por la que no todos tenemos paranoia aguda.
Pero para que estamos todos en un mismo escenario angustioso, imaginemos que mañana deciden cerrar Instagram y que nos dan treinta días para migrar toda la información que tenemos a cualquier lugar, el que nosotros queramos, lo que ellos llaman el takeout, y ahí empiezan el víacrucis y la paranoia. Ellos, en este caso hipotético Instagram, nos entregan un archivo empaquetado con nuestros datos, que hasta hacía un tiempo era su gran tesoro, y ahora son un montón de bytes comprimidos en un zip, que debemos decidir dónde almacenar o peor aún adonde migrar.
En mi caso este zip se convierte en esa caja del trasteo que no queremos abrir, la que estorba cuando abres la puerta o está precisamente en el medio del corredor y obstaculiza el paso pero por la simple pereza de pensar que hacer con esas cosas que están adentro prefieres posponer su desempacada. Después de un tiempo que te acostumbras a vivir con esa caja cerrada olvidas que es lo que hay dentro, seguramente ya la arrumaste en una esquina y empieza a ser parte del mobiliario, es posible que la uses de mesa y hayas puesto varias cosas encima y de vez en cuando haces un inventario mental de lo que tiene adentro. En el caso virtual, el zip está en la carpeta de descargas, cada vez que bajas algo de Internet te topas con el, hasta un día que te entra angustia y la pasas al escritorio para no borrarla por equivocación, pero al igual que con la caja que no deja abrir la puerta, cada vez que reincidas el computador está ahí, esperando en el escritorio y de nuevo haces el inventario mental, vuelve la duda de dónde vas a volver a subir esa información, a preguntarte cuál es tu mejor opción y si de pronto debes guardar un backup. Seguramente para este punto, el mercado te estará ofreciendo miles de redes sociales nuevas a donde puedes migrar y han diseñado un sistema para que lo hagas con un mínimo esfuerzo, pero piensas que no es una decisión para tomar a la ligera, así que crees que debes investigar un poco más antes de volver a entregar toda esa información a otra empresa o hacer todo ese esfuerzo para enterarte tarde que tus contactos se unieron a otra red social y que una vez más tienes que migrar para estar con ellos de nuevo. Y entonces entiendes que tu vida virtual es igual de agobiante a tu vida real, y que un trasteo es un trasteo sin importar si es digital o análogo y en ese momento recuerdas el chiste de la vida real que dice que es mejor un incendio que un trasteo, y piensas que en la vida virtual es mejor un blackout que un takeout.
Ahora bien, ya que me puse dramática pensemos en ese horrible escenario, pensemos en un blackout, imaginemos que pasa lo impensable y sin entrar mucho en las hipótesis de ciencia ficción que harían un apagón de Internet, lleguemos al escenario en el que simplemente no hay que recuperar, no nos dieron plazo para empacar, no hay zip duplicable, la nube se esfumó.
A mi me da taquicardia de solo pensarlo, el inventario mental es demasiado grande para valorar la perdida, para mi sería irremediable en casos como Amazon Kindle, iTunes Store, Blogger, Dropbox, Delicious, Flickr o Pinterest, mi confianza en la nube es total en estos servicios, no pretendo ni concibo un backup de estos archivos, pero tengo información muy valiosa en ellos que no son prioritarios en mi vida como el email, pero que lamentaría profundamente perderlos. Y lo peor es que esa lista no termina ahí, podría hacer una lista muchísimo más larga que día a día crece pero prefiero no agobiarme más.
Como pienso que no debo dejar a la suerte el destino de mi información he estado pendiente del tema y a raíz de la coyuntura actual he visto que no soy la única preocupada al respecto. Razón por la que creo que la claustrofobia digital pronto será pandemia.
Todavía no soy una geek radical que cree que debe hacer un testamento de su vida virtual o inscribirse a una compañía como Perpetu que al igual que los vendedores de huecos en el cementerio, le aseguran la tranquilidad de sus amigos y familiares cuando pase a una mejor vida. Pero si me molesta pensar que compañías como Facebook, Amazon o Google se queden con la información que me pertenece. Ya sea contenido que yo creé o contenido que compré.
Esto mismo piensan personas como Ward Cunningham, el hombre que inventó el wiki, la tecnología en que se basa Wikipedia, Kevin Marks, el ex vicepresidente de los servicios web de British Telecom y Brad Fitzpatrick, el creador del sitio de blogs LiveJournal y que trabaja en la sala de máquinas de Google.Todos ellos son co-fundadores de la Web Indie, la Web Indie es una comunidad de personas interesadas en ser dueño de su propio contenido e identidad online, ellos hacen preguntas como: ¿Qué pasa si Yahoo congela su cuenta, pierde sus datos o va a la quiebra? ¿Qué sucede si decide mover todas tus fotos de Facebook a otro sitio? ¿O si desea responder a alguien en Twitter usando Google+? Estas preguntas son fruto de la paranoia digital que para muchos es obvia y es motivación para crear un Internet libre. Por eso invitan a otros programadores a construir software que responde a estas preguntas en un evento anual que se llama IndieWebCamp.
Una de las primeras respuestas que han dado a estas necesidades de privacidad y control de los contenidos e información es Camlistore, Camilstore es su sistema de almacenamiento personal para la vida virtual. Se trata de un sistema de almacenamiento y administrador de archivos. Camilstore es capaz de almacenar y ser visitada como un sistema de archivos tradicional, pero se especializa en la representación de datos que no dependen de un archivo o fichero en una organización dada por estructura de árbol. Por ejemplo, un comentario de una foto, un "me gusta", una publicación de blog o un playlist de vídeos. Es una forma de almacenar, sincronizar, compartir, guardar y volver hasta el contenido por su propia cuenta, comparte almacenamiento en la nube y en la máquina, lo que hace que se recupere un backup de manera fácil, enteramente bajo su control, de código abierto (licencia Apache), ejecutable en su propia máquina (cualquier sistema operativo, cualquier arquitectura, cualquier dispositivo) está pensado como algo realmente universal.
En mi opinión Camilstore no está listo para el ciudadano de a pie, si uno se aguanta el video introductorio solo oirá Blop, blop, blop durante veinticuatro minutos, pero lo importante de esto es que se está desarrollando, y pronto estaremos etiquetando nuestros contenidos de la misma manera natural como hoy etiquetamos con numeral cada foto y comentario que subimos a las redes sociales.
Las preocupaciones del movimiento Web Indie no van solo a las necesidades de almacenamiento y protección de la información, el control es una de sus prioridades de varios de los fundadores del WebIndieCamp y también han creado iniciativas para la apropiación de su identidad en la red. Cuando hablamos de "identidad" se aumenta la paranoia en nuestra cabeza, pero si pensamos en el número de nombres de usuarios y claves que tenemos para cada servicio en línea que usamos actualmente podemos hacernos una idea clara de lo que significa nuestra identidad virtual. Algunos pensamos en un nombre de usuario y clave única para cada servicio, otros usamos la misma en todos los sitios de Internet, hasta tal punto que si un día nos hackean nos dejan sin un peso en la cuenta bancaria por que nuestro nivel de seguridad se basa en usar la misma clave para todo simplemente invirtiendo el día y mes de nuestra fecha de nacimiento.
Mecanismos como el de Google sincronizando el usuario de Gmail para todos sus servicios o la posibilidad de inscribirse a cualquier cosa de Internet por medio de los datos de usuario de Facebook o "Single sing-in" son ideas originales de la Web Indie, esta iniciativa la propuso Fitzpatrick desde el WebIndieCamp 2011. El resultado fue OpenID, un software que podría proporcionar un inicio de sesión único para cualquier sitio en Internet dispuesto a usarlo. Pero solo fue adoptada por servicios relacionados con LiveJournal y he aquí el problema de lo Indie.
Aunque las iniciativas están pesadas para problemas que nos afectan a todos, al ser comunidades tan cerradas que no buscan un reconocimiento masivo de sus logros ni un lucro a partir de sus desarrollos evita que su difusión llegue lejos, razón por la que servicios como OpenID, IndieAuth, o Camistore sean ajenos a la mayoría de nosotros y en la medida que no sean viralizados y se conviertan en herramientas de uso masivo nunca contrarrestarán el control de compañía como Facebook, Twitter o Google sobre nuestros datos para democratizar el uso de Internet. Como ellos mismos dicen en el WebIndieCamp, "Por más Indie Webber que seas, sigues utilizando sitios como Twitter". "Queremos estar en contacto con nuestros amigos"— dicen. "No es práctico ir a vivir solo a una isla."
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