domingo, 5 de septiembre de 2010

El poeta que enamoró un enano y luego le rompió el corazón segunda parte

Como siempre el enano alucina en los momentos más inútiles, como si imaginar lo peor o preocuparse arreglara algo. Se desvorda de ansiedad, lo cual solo lo lleva a reconocer al día siguiente su debilidad. Una vez más su experiencia le indica que en estos momentos lo debe seguir es lo que dicta la razón, por que la emosión no la maneja, al contrario lo domina.
Su razón le decia que estaba lleno de conocimiento que lo hacia superior a cualquier circunstancia. Que el sujeto de su amor no era un desconocido para él, precisamente por eso existía la admiración. Esta tenia fundamento de causa. Y fue el destino el que le demostró una vez al enano, que la realidad no es tan lejana a su ficción. Y que Agustín era exactamente la persona que el había conocido en la distancia y anonimato, y que por esa razón ya no importaba si había alguien como tu. y mejor aún si alguien más se enteraba.

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